lunes, 18 de agosto de 2014

Crìtica: Los Indestructibles 3, de Patrick Hughes.

Por: Diego Mezarina

Una cinta de… “Viejos amigos”                                                        

Tercera y entusiasta entrega de Stallone, Arnold y compañía, quienes unen fuerzas nuevamente, para complacencia de su vasta, leal (y permisiva) legión de fanáticos.


Y es que se hace menester, previo al inicio de la función, el activar nuestro chip nostálgico, no en alusión a una deficiente puesta en escena o escasa prestancia técnica. Muy por el contrario, son puntos a destacar en la cinta su trepidante corte de edición y una más que eficiente post de sonido. No obstante, mi crítica gira alrededor de un hecho innegable… la fórmula  que hizo de esta franquicia un rotundo éxito, está empezando a tornarse, irremediablemente, en una propuesta con poco de original y un tanto añeja.

Si bien los primeros 20 minutos captan de lleno la atención, tras el impresionante rescate y posterior reclutamiento del bizarro y letal Dr. Muerte (Snipes), la línea argumental se torna súbitamente plana y predecible, forzando así un escenario melodramático que el buen “Sly” no fue capaz de interpretar con convicción. El tema central de la cinta, más allá de la amenaza encarnada en el traficante de armas Conrad Stonebanks (Gibson), no es otro sino el RECAMBIO, el impostergable pase de antorcha entre la “vieja guardia” (Statham, Lundgren, Snipes, Couture) y “los nuevos talentos” convocados por el incansable Barney, en pos de saldar cuentas con quien fuera co-fundador de su equipo de mercenarios (Gibson / Conrad).

Pero he aquí el mayor punto débil de Expendables 3, los convocados. Con excepción de la blonda e impactante RONDA ROUSEY (actual campeona de la UFC), el resto de aspirantes (Lutz, Powell, Ortiz), poco o nada aportan al universo bélico de la saga, tornándose más en indolentes comparsas que en auspiciosos prospectos para el género (tan urgido ya de nuevos rostros).

 
Retomando en el antagónico (Conrad), conversaba a la salida de la función de prensa con un colega y este manifestó que Gibson fue, literalmente, desperdiciado por el director (Patrick Hughes). En parte, concuerdo con dicho comentario.En efecto, pudo habérsele dado una mayor profundidad al personaje de Mel, algún tipo de complejidad que lo aleje del saturado cliché asociado al villano de corazón frío, actitud implacable y espíritu codicioso.

Respecto a la participación de Ford (Drummer), no hay mucho que decir. Un tanto apático, un tanto soso. Si por el contrario, es de destacar el aporte de Banderas (Galgo), quien en base a un incesable repertorio lúdico se roba parte del show, al mejor estilo del Loco Murdock en los “Magnificos”. Loable y por demás, entrañable. 

El cierre de la película, cumple también en su objetivo de impactar y cautivar a los amantes del género. Generosas cuotas balísticas e incendiarias, explosiones à la carte, derrumbe de edificio incluido y con el inevitable confortamiento entre Barney y Conrad. Sin embargo, como ya se precisó, es necesaria una vuelta a la tuerca respecto a la premisa argumental, una que no peque de previsible y complaciente. Tal vez cintas como Kill Bill, Sin City o The Watchmen serían buenos referentes para el buen Sly. Bueno, eso y unas gotitas de formol para el resto de su esforzado team.


Eso sería todo amigos. Parto ahora rumbo a un nuevo estreno. Y claro, para no desentonar con lo visto en LOS INDESTRUCTIBLES, que mejor que observar a Don Ricardo Blume, Carlos Gassols y Enrique Victoria, otro grupo de “Viejos Amigos”… y de armas tomar.

¡Vean cine! (y si es NACIONAL, mejor)..... El Diego. 

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