domingo, 11 de agosto de 2013

17º Festival de Cine de Lima: La Paz, de Santiago Loza

Por: Gisella Gastiaburú Barthé

El cineasta, guionista y dramaturgo cordobés Santiago Loza participó del festival, como lo hiciera años anteriores con Extraño (2003), ganadora del premio a la mejor película en los festivales de Rotterdam y 3° Bafici; Ártico (2008);Rosa Patria (2009), premio especial del jurado en 9° Bafici, y Los Labios (2010), codirigida junto a Ivan Fund, que recibió el premio a la mejor dirección en el 10º Bafici. Su prolífera y premiada carrera da cuenta del lugar que supo ganarse dentro del cine nacional. Ahora se encuentra en competencia oficial del 17 festival de Cine de Lima.



La historia es intimista y familiar, sobre Lizo; que empieza con un primer plano de el, frente a él una enfermera lo despide; a la salida se muestra a unos padres tensos a la espera de la salida del hijo y se denota que Lizo que fue dado de alta de una institución psiquiátrica. Liso pertenece a una familia de clase media alta, con una amplia y confortable casa con jardín, sin ninguna necesidad económica que lo apremie, y con una moto de regalo que lo espera. Bajo ese contexto, de protección y aparente statu quo, Liso deberá encauzar una nueva etapa de su vida. El film se divide en ocho capítulos. Cada uno de ellos representa una  secuencia de la historia del joven en relación a sus vínculos y a su nueva etapa. Lo que resulta inminente y cuasi tangible es esa  búsqueda del tiempo perdido, del espacio abandonado. Como si se hubiese detenido, quebrado. 


Hay una ruptura temporal y espacial en el interior de un personaje que se muestra algo aislado, intranquilo por momentos, sosegado, en otros. Liso deberá encauzar su cotidianidad para hallar la calma para su alma y sus fantasmas. Santiago Loza consigue generar un tono intimista y cálido en cada una de las escenas. Está junto a Liso en cada encuadre, lo contiene y nunca lo abandona a la suerte de sus planos. La armonía del relato simula la calma que anhela el personaje. Y ese es uno de los mejores logros de La Paz. Desde los primeros planos hasta la sobriedad de su puesta en escena, todo da cuenta de cierta soledad, del dolor escondido y de las falencias presentes, aún en un seno familiar, donde todo parece armónico y perfecto. Sin duda, la película logra hacer notorios esos hilos transparentes de las relaciones humanas que nos vinculan desde muchos lugares del afecto. 
    

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