miércoles, 1 de junio de 2011

EL COLOR DEL DINERO, (1986), de Martìn Scorsese.


En primer lugar, la historia no es la continuaciòn de "The Hustler", (El Buscavidas, 1961), de Robert Rossen, cinta marginal sobre el mundo de los jugadores de billar. Aunque la idea era que Scorsese hiciera una secuela este aceptò la propuesta pero hizo cambios en el guiòn. Paul Newman mantiene el personaje principal ("Fast" Edie Felson) y se incorporan Tom Cruise (Vincent Lauria) y a Mary Elizabeth Mastrantonio (Carmen , su novia) . Eliminò el aspecto sombrìo y diàlogos filosofantes dàndole mucha importancia al movimiento de la càmara y a un crispado montaje en las mesas de juego.




Dividiò la historia en dos partes, la primera , por los ambientes de mala muerte y calles solitarias que atraviesan es una metàfora del purgatorio de Edie que mucho le debe a esos "Angeles càidos" de otras cintas del director. A nivel de disciplina Edie es muy religioso pero no dice ser creyente por eso busca la redenciòn compartiendo su experiencia con el novato .(Foto izq: Vincent-Cruise / Edie-Newman).



Vincent es el diamante en bruto impetuoso y ansioso por ser corrompido, Carmen es la antìtesis de la suicida Piper Laurie de la obra original, mezcla de tentaciòn e inteligencia es el contrapeso perfecto de la relaciòn. La road movie que inician descubre a Felson , en la segunda parte, la posibilidad de tomarle la revancha a la vida y es aquì donde su mirada y la càmara de Michael Ballhaus, que se desplaza con grandes travellings , lo cubre todo, incluso el rodar de las bolas de billar al competir en Atlantic City, ciudad sìmbolo de la mafia y que ha sido uno de los temas preferidos de Martìn Scorsese (Foto izq.), en màs de una pelìcula. Esta se percibe atrayente y no carente de encanto pues representa el sueño americano. Scorsese no critica ni acusa, solo expone con mano firme y segura còmo la trampa y la farsa pueden ser, si uno se lo propone, un estilo de vida excitante.

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